5 errores que cometen las agencias al elegir locutores y cómo evitarlos

En el mundo de la publicidad, el marketing y la producción audiovisual, la voz es mucho más que un simple complemento. Es el hilo conductor que da coherencia a las imágenes, el elemento que transmite emociones y el vehículo que convierte un mensaje en algo memorable. Sin embargo, a pesar de su importancia, la elección del locutor adecuado sigue siendo un punto débil para muchas agencias y productoras.

Un casting de voces mal planteado puede arruinar semanas de trabajo creativo. Un tono inadecuado, una dicción deficiente o una interpretación que no encaje con la identidad de la marca pueden diluir el impacto de una campaña entera. Y lo peor es que estos errores no siempre se detectan hasta que el material está terminado, cuando ya es tarde para rectificar sin incurrir en costes y retrasos.

En este artículo vamos a analizar en profundidad los cinco errores más comunes que cometen las agencias al seleccionar locutores, por qué ocurren, qué consecuencias tienen y, sobre todo, cómo evitarlos. Además, incluiremos ejemplos prácticos y recomendaciones para que cada proyecto cuente con la voz perfecta.


Elegir solo por precio

Uno de los errores más habituales es dejar que el presupuesto sea el único criterio de selección. Es comprensible que las agencias trabajen con márgenes ajustados y que los clientes presionen para reducir costes, pero la voz es un elemento que el público percibe de forma inmediata. Si suena poco profesional, el mensaje pierde credibilidad.

Un locutor con tarifas muy bajas puede no disponer de un estudio adecuado, grabar con equipo de baja calidad o carecer de la formación necesaria para interpretar un guion con naturalidad. Esto se traduce en grabaciones con ruido de fondo, pronunciaciones imprecisas o interpretaciones planas que no transmiten emoción.

Consecuencias de este error:

  • Pérdida de impacto en la campaña.
  • Necesidad de rehacer la grabación, con el consiguiente coste extra.
  • Percepción negativa de la marca por parte del público.

Cómo evitarlo:

  • Considerar la voz como una inversión estratégica.
  • Solicitar demos y trabajos anteriores para evaluar calidad.
  • Valorar la relación calidad-precio, no solo el coste absoluto.

No considerar el público objetivo

Cada público tiene su propio lenguaje, ritmo y expectativas. Un anuncio dirigido a adolescentes no debería sonar igual que un vídeo corporativo para directivos. Tampoco es lo mismo una campaña para un producto de lujo que para un servicio de uso cotidiano.

Elegir una voz sin tener en cuenta el perfil del público objetivo puede generar desconexión. Un tono demasiado formal en una campaña juvenil puede sonar distante; un estilo excesivamente coloquial en un contexto corporativo puede restar seriedad.

Ejemplo práctico:
Una marca de ropa urbana lanzó una campaña con una voz grave y pausada, más propia de un documental. El resultado fue que el público joven no se sintió identificado y la campaña pasó desapercibida.

Cómo evitarlo:

  • Definir con precisión el perfil del público antes de iniciar el casting.
  • Ajustar el tono, el ritmo y el estilo de la locución al canal y al mensaje.
  • Probar la voz con un pequeño grupo de personas representativas del público objetivo.

No dar instrucciones claras al locutor

Incluso los locutores más experimentados necesitan una dirección clara. Un guion sin indicaciones sobre el tono, la intención o las pausas deja demasiado margen a la interpretación, y el resultado puede no coincidir con lo que la agencia o el cliente tenían en mente.

Problemas habituales:

  • Interpretaciones que no transmiten la emoción deseada.
  • Pronunciaciones incorrectas de nombres propios o términos técnicos.
  • Ritmo inadecuado para la duración del vídeo.

Cómo evitarlo:

  • Preparar un briefing detallado que incluya:
    • Objetivo de la campaña.
    • Perfil del público.
    • Tono y estilo deseados.
    • Pronunciaciones específicas.
    • Referencias de otras locuciones como ejemplo.
  • Mantener una comunicación fluida durante la grabación para ajustar sobre la marcha.

Usar un guion pensado para leer, no para escuchar

Un texto que funciona en papel no siempre funciona en voz. La lectura en voz alta requiere frases más cortas, un lenguaje más directo y una estructura que facilite la comprensión en una sola escucha.

Errores comunes:

  • Frases demasiado largas que dificultan la respiración y la claridad.
  • Uso excesivo de tecnicismos que el público no entiende.
  • Falta de pausas naturales que permitan asimilar la información.

Cómo evitarlo:

  • Revisar el guion pensando en cómo sonará, no solo en cómo se leerá.
  • Simplificar frases y sustituir términos complejos por otros más claros.
  • Incluir indicaciones de pausas y énfasis en el texto.

No probar varias opciones

Quedarse con la primera voz que encaja “más o menos” con lo que se busca es un error. Pequeñas variaciones en el tono, el ritmo o la entonación pueden marcar una gran diferencia en el impacto final.

Ventajas de probar varias opciones:

  • Comparar estilos y matices.
  • Descubrir interpretaciones que no se habían considerado.
  • Involucrar al cliente en la decisión final para asegurar alineación.

Cómo evitarlo:

  • Solicitar varias demos con el mismo fragmento de guion.
  • Probar diferentes estilos de interpretación.
  • Evaluar las opciones en función de cómo encajan con el conjunto del proyecto.

El impacto de evitar estos errores

Cuando se evitan estos cinco errores, el resultado es un producto audiovisual más sólido, coherente y efectivo. La voz se convierte en un aliado estratégico que refuerza el mensaje, mejora la percepción de la marca y aumenta la probabilidad de conversión.

Una locución bien seleccionada:

  • Aporta coherencia y profesionalidad.
  • Refuerza la identidad de marca.
  • Mejora la retención del mensaje.
  • Incrementa la respuesta del público.

Consejos adicionales para agencias

  • Colabora con locutores que comprendan el contexto del proyecto: entender las referencias culturales y el tono adecuado es clave.
  • Mantén una base de datos de voces: así podrás responder rápido a las necesidades de cada proyecto.
  • Actualiza tu catálogo de demos: las tendencias cambian y las voces también deben evolucionar.
  • Invierte en relaciones a largo plazo: trabajar de forma recurrente con un locutor de confianza agiliza procesos y mejora resultados.
  • Escucha en diferentes dispositivos: lo que suena bien en un estudio puede no sonar igual en un móvil o un altavoz pequeño.

Elegir la voz adecuada para una campaña no es una tarea menor. Tomar esta decisión con cuidado puede marcar la diferencia entre una campaña que pasa desapercibida y una que genera impacto y ventas.

Evitar los errores más comunes —elegir solo por precio, no considerar el público, no dar instrucciones claras, usar un guion inadecuado y no probar varias opciones— es el primer paso para garantizar que la voz de tu campaña sea, literalmente, la voz de tu éxito.






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